domingo, 22 de octubre de 2017

Algunos de mis productores musicales favoritos

El pasado viernes llegó a la tienda el primer disco en solitario de Billy Corgan. Vaya por delante que nunca conecté demasiado con la música de Smashing Pumpkins a pesar de que algún amigo me hablaba constantemente de la grandeza de Mellon Collie and the Infinite Sadness. Lo pusimos y leí en los créditos que esta producido por Rick Rubin y eso nos dio pie para iniciar un debate sobre los productores musicales. En su día escribí un pequeño post sobre el tema. Vamos con la segunda parte o algo parecido.

El caso de Rick Rubin es peculiar. Comenzó su carrera produciendo bandas de hip hop y metal y obtuvo su mayor reconocimiento con los American Recordings de Johnny Cash. Según me comenta un amigo al parecer Rubin no es que tenga muchos conocimientos en cuanto a sonido, no es un ingeniero de sonido al uso sino que su labor es otra. No sé cuál pero le alabo el gusto. Algunos de mis discos favoritos llevan su firma y aunque siempre comento que las canciones son los más importante a veces un productor las puede hundir y en otras realzar como en el caso de Rubin. Desconozco qué caché tendrá hoy la marca Rubin o si ya simplemente es eso una marca. Pero que le quiten lo producido. 

Si su asociación con Cash fue antológica no le va a la zaga la que le reunió con Tom Petty & Heartbreakers en sus tres rodajas imprescindibles de los noventa: Wildflowers, She´s the one y Echo. También en esa década dio forma al imbatible Blood Sugar Sex Magik de Red Hot Chilli Peppers o al triunfo absoluto que supuso Wandering Spirit de Mick Jagger con el que no congenió ni un poquito. Su fórmula mágica parecía no tener fin pero confieso que después le he perdido la pista. Eso si admito que el de Corgan suena muy bien. 



Un tipo cercano a Rubin es otro de mis favoritos. Se trata de George Drakoulias en cuyo haber figuran obras imperecederas tan hondas y distintas entre si como The Souther Harmony & Musical Companion, Dust, Hollywood Town Hall, Tomorrow the green grass, The Last Dj o Back to the River. A este le he perdido más la pista todavía que a Rubin. Y parece jugar en otra liga más modesta que Rubin. Lo último que sé de él es que trabajaba como supervisor de bandas sonoras. 

Y finalizo con tres de mis productores favoritos que sin duda no son tan conocidos como los anteriormente mencionados: Hendrik Röver, Buddy Miller y Joe Henry. El primero además de ser el artífice del sonido de unos cuantos discos de Los Deltonos que me vuelven loco (GT, Buenos Tiempos o Salud) ha producido uno de las rodajas que más me han gustado de los últimos años: Black Cotton Limited de The Soul Jacket. Su fórmula parece consistir en condimentar los elementos básicos de una grabación de forma sencilla. Sin artificios ni mandangas raras. Directo, crudo a la par que sutil de la escuela del siguiente artista Buddy Miller.

Buddy Miller además de encargarse de la tarea de producción en todos sus discos, algunos arrebatadores (Universal United House of Prayer o Written In Chalk) ha dejado su impronta en Nashville de Solomon Burke aunando a la perfección el country y el soul y se ha adaptado perfectamente a las exigencias de Robert Plant en Band of Joy. Me quedan pendientes de escuchar Let´s Go de The McCrary Sisters y Leavin Eden de Carolina Chocolate Drops.

Y para el final el hombre tras el disco más maravilloso sobre la faz de la tierra. Ese que van a enviar al espacio exterior por si acaso para que escuchen como se las gastan los terrícolas. Don´t Give Up On Me. ¿Alguien lo dudaba? Además de aportar toda su sapiencia a semejante rodaja sus propios discos Scar, Civilians o Blood from the stars son una muestra inequívoca del saber hacer de este tipo. Al igual que el áspero duro pero entrañable I´ve Got My Own Hell To Raise de Bettye Lavette





miércoles, 4 de octubre de 2017

Tom Petty & The Heartbreakers. Have Love Will Travel

Un aura mítica como de culto rodeó siempre a Tom Petty por estas latitudes. Siendo un rockero muy popular en Estados Unidos con capacidad para llenar grandes arenas todos los veranos, su predicamento por Europa era algo menor, y ya ni mencionar Spain. Pero por aquí goza de una intenso y furibundo grupo de seguidores. Muchos de los cuales se desplazaron a Dublín y París hace unos años o a Londres el pasado mes de julio. Siempre se le mencionaba en las quinielas del Azkena pero no sé si la organización intentó traerlo alguna vez o sólo era un deseo expresado en alto en los más diversos foros de las redes. Hay un rumor que dice que era el chico del millón de dolares porque ese era su caché. Lo desconozco. 



Lo que sí se es que desde que mi primo Oscar me lo descubrió a finales de los ochenta con Full Moon Fever se hizo un hueco en mi casa. No había quién lo moviese de ahí. Mi trilogía favorita de su excelsa discografía es Wildflowers, Shes´s the one y Echo. En los noventa con la complicidad de Rick Rubin explotó todo su potencial, enorme. Un artesano de las canciones. Un mago de las melodías y de las armonías vocales. Alguien que recogía el legado de los más grandes sin ningún tipo de complejo. Tenía temas para parar un tren. Para recorrer el mundo de arriba abajo. Una banda sonora vital. Canciones luminosas, melancólicas, cañeras.... De todo. En los últimos tiempos incluso se sumergía en adictivas jams donde todo lo que sonaba tenía sentido.

Hoy mi pensamiento está con su familia y su banda. No se podía estar mejor rodeado. Mike Campbell y Benmon Tench le acompañaban desde siempre. Y elevaban su música a los altares. Scott Thurston era un de sus amigos más cercanos, un músico de esos en la sombra capaz de tocar varios instrumentos y hacer unas armonías vocales fantásticas. Steve Ferrone, Ron Blair, todos formaban una banda única. Y parecía que les quedaban todavía jugosas rodajas por grabar, cientos de conciertos por disfrutar, nuevos lugares que visitar.

En esto de juntar letras una de mis experiencias más satisfactorias fue escribir para la This is Rock hace unos años una pequeña sección habitual en la revista dedicada a Tom Petty. The Essential se titulaba y consistía en elegir dos discos denominados básicos, cuatro fantásticos, tres invitados y el polizón. Y a pesar de las sanas discrepancias con algunos redactores disfruté haciéndolo al ritmo de su música y quedé satisfecho con el resultado (algo poco habitual). Años después esa misma revista publicó una excelente entrevista con el rubio de Florida a cargo de Mat Snow. 

Como he escrito tengo claro cual es mi trilogía favorita de este hombre pero en casi todos sus discos hay maravillosas canciones. Puro rock´n roll, auténtico, ejecutado con maestría por Tom y la banda más fiable sobre la faz de la tierra: The Heartbreakers. De los que nunca se menciona tengo especial predilección por The Last Dj, favorito personal que siempre me viene bien escuchar. Hay van dos de mis temas fetiche de dicho álbum: Money Becomes King y Blue Sunday.




lunes, 2 de octubre de 2017

domingo, 1 de octubre de 2017