lunes, 30 de marzo de 2009

The Allman Brothers Band. Live at The Beacon Theatre

En los últimos tiempos The Allman Brothers Band han estado muy presentes en varios de los blogs que suelo leer habitualmente. Concretamente Paulamule ha dado información puntual de los conciertos de esta impresionante banda en New York durante sus ya celebres “The Beacon run”. Y es que todos los años desde hace no se cuanto The Allman Brothers toman el Beacon Theatre y ofrecen mas de una decena de conciertos en los que no solo repasan buena parte de su repertorio sino que además invitan a músicos que siempre aportan algo. Este año entre otros han pasado por el escenario gente como Luther Dickinson, Chuck Leavell o Bob Weir.

En la revista This Is Rock de este mes viene una jugosa entrevista con uno los fundadores del grupo el batería Butch Trucks y el amigo lo deja claro: no hay planes ni intención siquiera para que la banda cruce el charco. Butch argumenta que la logistica para llevar a toda la banda sería muy cara y también deja entrever que el grupo sólo realiza unos pocos conciertos al año porque la edad pesa. Y me parece una postura coherente. En lugar de estirar artificialmente el potencial de la banda se concentran en veinte o treinta conciertos al año donde por supuesto lo bordan.

Butch también habla de los problemas de la banda con el loco de Dickey Betts y resalta la aportación a la comunidad Allman de los músicos Derek Trucks, Warren Haynes y Marc Quinones. No se en qué revista leí hace años que Derek tenía menos carisma que los bafles que le rodeaban. El tío no se mueve un palmo del sitio y no es muy expresivo que digamos pero me la trae floja es un impresionante guitarrista para mi de los mejores en la actualidad.

Ayer tuve un poco de tiempo para visionar de nuevo The Allman Brothers BandLive At The Beacon Theatre y es un lujo ver a la banda en acción y deleitarse con los desarrollos que se curran. No soy especialmente un seguidor de las llamadas jam bands e incluso algunos grupos clásicos que todos tenemos en mente cuando alargan excesivamente los temas me aburren soberanamente pero los Allman para mi son diferentes. Da igual cuanto dure la canción siempre me llevan a un lugar diferente. No es solo que sean excelentes músicos es que tienen inmensas canciones a las que son capaces de dar mil y un matices sin aburrir jamás. Si alguna vez vuelvo a New York marzo parece el mejor mes posible.

jueves, 26 de marzo de 2009

The Rolling Stones. A Bigger Bang

Aunque los Stones jamás se han ido hace veinticinco años estuvieron más a punto de la separación que nunca. Durante las sesiones de Dirty Work Mick y Keith apenas se hablaban y a duras penas completaron un mediocre disco. No lo promocionaron y tuvimos que esperar hasta el 89 cuando volvieron para quedarse. Desde esa fecha hemos tenido cuatro discos de estudio que han sido sepultados por la mastódontica gira de turno. Y no es que ninguno de esos álbumes sea una obra maestra. No pueden competir con sus grandes obras de los sesenta y setenta pero algo más de atención ya merecen.

Desde el regreso en el 89 cada disco de los Stones ha encajado en la siguiente categoría por parte de los criticos; los más optimistas aseguraban que el disco de turno era el mejor album de la banda desde el mítico y para mi insuperable Exile On Main Street. Otros más moderados pero igualmente entusiastas afirmaban que el disco era el mejor desde aquel fantástico Some Girls del 78. Algún otro lo situaba como lo mejor desde el también muy notable Tattoo you.

Steel Wheels, Voodoo Lounge, Bridges To Babylon y A Bigger Bang han sido recibidos por fans, críticos y la propia banda más como una excusa para realizar una extensa gira mundial que para darle cancha al disco en cuestión en directo. Ni los propios músicos se han mostrado excesivamente entusiasmados con lo que habían grabado. El pasado pesa mucho en esta banda. Hoy me voy a detener en el último disco de sus Satanicas Majestades: A Bigger Bang editado en 2005.

Siento no ser muy original pero me voy a situar en el bando de los que piensan que este disco de 2005 es lo mejor que han grabado los Stones desde el Tattoo you. Para mí a un nivel muy similar a este. La única pega que le pongo es que tal vez sea demasiado largo y me sobran cuatro o cinco temas. A cambio hay otros que me parecen muy buenos. Rough Justice, Rain Fall Down, She saw me coming o Infamy siempre me han gustado. Y mis favoritos son It Won´t Take Long, Back On My Hand, Dangerous Beaty y Laughin Early Died. Estos cuatro temas no me desentonarían en directo para nada, son grandes canciones de los Stones que me gustaría escuchar en vivo. Pero me temo que soy de los pocos que piensan así.

Recuerdo que el primer tema que escuché de este A Bigger Bang fue Streets Of Love y pensé, buff cancioncilla de tres al cuarto más típica de Jagger en solitario que de la maquinaria stoniana. Así que mi primer contacto no fue muy esperanzador. Pero luego lo escuché a fondo y lo puse una y otra vez en los grandes almacenes donde trabajaba. Tanto que mis compañeros me intentaban mantener alejado del reproductor pero yo erre que erre y os aseguró que A Bigger Bang fue uno de los discos más pinchados en Media Markt Barakaldo en aquel 2005. Y es que de este álbum me gusta hasta la portada.

lunes, 23 de marzo de 2009

Ronnie Wood. Memorias de un Rolling Stone

Que Ronnie Wood es un tarambana es algo que todos sabemos y lo es tanto que su reciente libro Memorias de un Rolling Stone ya se ha quedado obsoleto en apenas unos meses!!!. Al parecer el amigo Ronnie anda otra vez perdido en el alcohol, ha dejado a su mujer con la que llevaba más de treinta años por una jovencita de veintipico, planea reunir a los Faces….Muy típico de Ronnie. Como dijo de él su compañero Charlie Watts cuando se le reconoció a Wood su calidad de miembro oficial de los Stones en el 93 (a pesar de que ya llevaba con ellos desde el 76): No ha crecido. Ronnie no es sensato, no es su papel. Es un maníaco. Tiene el cerebro de un mosquito. Y conviene hacer caso a Charlie un tipo que jamás ha perdido el ritmo.

Acabo de terminar el mencionado libro y me lo he pasado pipa leyendo lo que nos cuenta el bueno de Ronnie. El mismo reconoce que su vida ha sido un continuo vaivén, un laberinto en el que se ha perdido en infinidad de ocasiones pero del que milagrosamente al final siempre encontraba la salida. Y no se corta ni un pelo al hablar de sus escarceos con el alcohol y las drogas. Por culpa de estas últimas se ha visto envuelto en embolados de mucho cuidado. Narcotraficantes mexicanos, camellos pendencieros, yonkis de toda especie…

El libro está escrito con un estilo llano y sencillo, sin pretenciosidad alguna. Desde su infancia en un clan gitano al que pertenece su familia hasta las grandes glorias saboreadas con los Stones pasando por su faceta como artista que también le ha reportado muchas satisfacciones. Ronnie Wood como el mismo afirma ha tenido la fortuna o la habilidad de estar en el sitio adecuado en el momento justo. Y le ha sacado partido. Ha experimentado con todo, no solo con las drogas y en lo concerniente al rock´n roll es un magnifico interprete. Desde que hizo sus pinitos con el bajo en el Jeff Beck Group casi nada se le ha resistido al tarambana de Ronnie y ha participado en jams con los más grandes. Un brindis por Ronnie.

miércoles, 18 de marzo de 2009

The Honeydrippers Blues Bar

Últimamente apenas tengo tiempo de ver pelis. Con un enanito madrugador circulando desde las siete y poco de la mañana cuando nos sentamos en el sofá a la noche como mucho aguantamos algún episodio de una serie. Cuarenta y cinco minutos es una duración ideal antes de acabar en los brazos de Morfeo. El último film que había alquilado hasta este fin de semana ha sido Hacia Rutas Salvajes que merece un capitulo aparte.

Este sabado alquilé, todavía soy de los que alquila, The HoneyDrippers Blues Bar la última película escrita, dirigida y producida por John Sayles. Este artista todoterreno se ha currado una más que interesante carrera. Por un lado trabajando dentro del sistema hollywoodiense para ganarse un buen sustento, ha sido guionista de algunas películas muy taquilleras y por otro poniendo en pie cada cierto tiempo proyectos mas personales y muy recomendables, ahí están Lone Star, Hombres Armados o Silver City. De los cineastas encuadrados en ese marco tan disperso que es el cine indie Sayles es sin duda uno de los mas sugerentes y atractivos.

En The Honeydrippers Blues Bar Tyrone “Pinetop” Purvis (Danny Glover) es un hombre que intenta sacar a flote un club que programa noches de blues y que ve como la competencia con el jukebox y su juerga continua le esta arrebatando casi todo el protagonismo. Una cantante de blues en el escenario no es suficiente para competir y el local se tambalea. Un pasado turbio y los acreedores acechan a Pinetop pero éste decide arriesgar sustituyendo a su vieja cantante, Bertha Mae, por un cantante de éxito en la radio, el rocanrolero y engominado Guitar Sam.

Esa es la trama principal y para mi ya suficiente. Sayles elige un estilo clásico y nada pretencioso para contarnos una buena parte de la historia del blues. Ese momento en que la tradición oral está a punto de electrificarse. Cuando esto era sinónimo de pecado. El germen del rock´n roll. Y lo hace de forma sencilla, brillante dando tiempo a que conozcamos y nos encariñemos de los personajes. Pero hay mucho más. El contexto os lo podéis imaginar. Un pequeño pueblo llamado Harmony situado en la Alabama de 1950. La América racista y rural está dibujada con tino, sin caer en el sentimentalismo fácil.

Todo funciona a la perfección en esta pequeña película. Sayles filma un pedazo de la Historia de su país con los ojos de un documentalista. Los actores están soberbios tanto los ya consagrados Danny Glover o Charles S Dutton como los neófitos algunos de los cuales jamás se habían puesto delante de una cámara. Tradición frente a progreso, negros y blancos, sermones locos, música gospel. Así, sin aspavientos, con una historia sencilla pero llena de matices el director nos contagia del blues y el rock´n roll. Y cuando acaba la película tienes ganas de ir a tu equipo de música y gozar de la música del Diablo una vez más.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Paul Auster. Brooklyn Follies

Mi primer contacto con la obra de Paul Auster fue Mr Vertigo. Tuve suficiente con leer la contraportada para lanzarme a la novela, tal era la forma en que se describía el argumento … Y no es que me gustase, me encanto. De esos libros que no puedes dejar de leer, que sueñas con el, piensas en el en muchos momentos…

Lo siguiente fue hacerme con todos y cada uno de los libros de este autor neoyorkino. Un no parar. Un goce absoluto. La invención de la soledad, La Trilogía de Nueva York, El país de las últimas cosas y la que es para mí su trilogía perfecta: El palacio de la luna, Leviatán y La música del azar. Y por supuesto Smoke, película codirigida junto a Wayne Wang. Esto fue hace casi tres lustros. Suena poderoso.

El caso es que la obra de Auster empezó a ser muy conocida en España, tanto que llegó a un status de semiestrella del rock. Alguien que como algunos de sus compatriotas (Woody Allen, Elliott Murphy, Lou Reed…) gozaba de más predicamento en Europa que en su lugar de origen, los Estados Unidos. Y claro llegó un momento en que hubo una saturación sobre su persona y obra y cierto deja vu se apoderó de su escritura… Tombuctú, La noche del oráculo y El libro de las ilusiones aun teniendo grandes momentos estaban lejos de su mejor obra.

Pero llegó Brooklyn Follies (2006) y ahí me reconcilié con este autor. Se ha convertido en mi novela favorita de este hombre. Y lo ha hecho de forma inesperada. A estas alturas no esperaba gran cosa pero creo que el autor aún escribiendo de los temas de siempre lo hace de una forma distinta, más relajada, es que como si se hubiese aflojado el corsé, como si hubiese dejado atrás la pesada carga de tener que ser otra vez Auster… Aquí todo fluye de una forma admirable, vitalista, despreocupada… Los personajes te caen simpáticos y te identificas con ellos y lo haces porque esta una novela es un canto a la vida, a la esperanza en medio del caos, a los momentos en que saboreas con todas tus fuerzas la existencia, al poder de las historias….

jueves, 5 de marzo de 2009

De aqui a la eternidad

Además de un cantante prodigioso, sin igual, Frank Sinatra fue un excelente actor que cuando dio con el guión y la compañía adecuada realizó contundentes interpretaciones en un puñado de grandes películas. Entre éstas se encuentra una de mis favoritas, De aquí a la eternidad. Basada en un best seller de la época y con un reparto de muchos kilates (Montgomery Clift, Burt Lancaster, Ernest Bornige, Deborah Kerr o Donna Reed), De aquí a la eternidad pertenece a una época dorada del cine estadounidense.

La trama principal es sencilla. En el marco de la Segunda Guerra Mundial se cuentan las peripecias de un joven Prewitt (Clift) destinado en Hawai. El ataque a Pearl Harbour está cercano. Su quehacer cotidiano se ve bruscamente interrumpido por unos superiores que le quieren hacer la vida imposible. Quieren que boxee en unos campeonatos internos pero el muchacho no quiere hacerlo, aún a costa de aguantar humillaciones de todo tipo. Uno de los pocos amigos que tiene es Angelo Maggio (Sinatra) y tambien Milton Warden (Lancaster) le apoya en lo que puede. Hay otras tramas paralelas que como en las grandes películas enriquecen el resultado.

Durante el rodaje el jerifalte de Columbia Harry Cohn y el director Fred Zinneman se las tuvieron más que tiesas. El director pudo imponer a Monty Clift en el papel de Prewitt contra la voluntad del egocéntrico productor. Y acertó de lleno. El mejor papel de Clift. Explotando ese rostro vulnerable con esa mirada que parecía carcomida por múltiples demonios interiores y que reclamaba auxilio constantemente...

El papel de Sinatra es jugoso. Y el tipo le sabe sacar el mejor rendimiento posible. Su forma de andar, su estilo desinhibido, esa forma de llevar sombreros y su voz que también brilla aquí aunque no cante cautivaron a la critica de su tiempo y a sus propios compañeros puesto que con este papel gano un Oscar al mejor actor secundario.

Tan conocida como la película es la leyenda de cómo consiguió el papel Sinatra. Al parecer sus amistades peligrosas tuvieron algo que ver. En El Padrino hay una escena “homenaje” a tal hecho. O al menos así se ha contado siempre. Me hubiese gustado saber que opinaba el bueno de Frank al respecto.